Afectan la visión nuestro trabajo?, nuestras actividades?, mito o hay algo de cierto?.
La realidad es que en la actualidad se sabe que desde niños nuestras actividades diarias producen cambios en nuestra visión.
Los chicos que no desarrollan sus actividades en espacios abiertos, o que ven mucha televisión, o los famosos jueguitos tan de moda, tienen mayor predisposición a desarrollar miopía que un chico que tiene contacto con actividades al aire libre. Por eso los oftalmologos hoy en día recomiendan menos tv y mas actividades al aire libre.
Seis de cada 10 niños con ambos padres miopes desarrollarán también miopía si no realizan más de cinco horas semanales de actividades al aire libre; en cambio, si pasan más de dos horas diarias (más de 14 semanales), el riesgo desciende al 20% (sólo 2 de cada 10 niños serán miopes), según revela el estudio CLEERE, realizado durante 10 años con 633 niños miopes y 617 no miopes en la Universidad Estatal de Ohio (EE UU) por el grupo de Lisa A. Jones.
En la juventud es muy común hoy el uso de computadoras, ya sea por trabajo o por diversión. Esto provoca cambios en la estructura ocular, generando una miopía moderada.
Otra actividad muy común en nuestro país es la costura, por la industria textil, con mas de 8 hrs diarias sin descanso. Ambas actividades producen un aumento en el mecanismo de acomodación ocular provocando cambios adaptativos que muchas veces deben ser evaluados y tratados.
Existe un trabajo medico(Drexler et al como Mallen) que evaluó el largo axial del ojo por medio de interferometria de coherencia parcial (IOL MASTER) demostrando que la contracción del musculo ciliar provoca un aumento del largo axial, lo que mejoraria la acomodación hasta en 5 dioptrias.
Otra condición potencialmente peligrosa es la exposicion a la luz .
Iluminación artificial
Curiosamente, para algunas cosas es mejor y para otras peor si la comparamos con la luz natural. Existen diferentes tipos de luz artificial, pero muy raramente vamos a encontrar radiación tan energética como la luz solar. Con lo cual, muchos de los daños agudos que se pueden producir en el ojo con la luz natural no los encontraremos con la artificial. Por poner un ejemplo práctico, Una queratopatía superficial corneal (una “quemadura” leve pero dolorosa de la córnea) bastante habitual si esquiamos sin protección, no la podremos sufrir delante del ordenador, por muchas horas que estemos.
La luz artificial también tiene inconvenientes.
La natural habitualmente produce una luz más difusa y homogénea, y a igualdad de intensidad, con la natural habitualmente el ojo está más “cómodo” adaptando umbrales de contraste y adaptación (lo explico con más detalle en el artículo sobre el deslumbramiento que he enlazado antes). Al trabajar con luz artificial es más fácil que se produzcan zonas de contraste de iluminación en el mismo entorno, algo que puede fatigar más la vista. Por lo tanto, cuando se aconseja que las habitaciones de estudio tengan luz natural, lo de poner las mesas al lado de la ventana, etc, tiene su fundamento.
Por otra parte, el deslumbramiento por reflexión directa de la luz sobre el papel nos lo encontramos habitualmente con la luz artificial. Suele ser un problema en la colocación y la intensidad del flexo.
Según la composición de la luz, difiere la percepción de los colores y en diversas circunstancias, los contrastes. Así, dependiendo de lo “fría” o “cálida” que es la luz podemos encontrar diversos problemas o incomodidades en función de la actividad visual. Con la luz natural no pasa porque digamos que es la “luz por defecto”.
Algunas iluminaciones, como los fluorescentes, no son luz continua (aunque nosotros la percibamos como tal). Eso es un factor capaz de producir fatiga visual en algunas personas. Esto es importante porque las luces de bajo consumo, que tanto se ponen hoy en día, soy fluorescentes.
Iluminación natural de intensidad media
Esta sería la iluminación ideal para la mayoría de tareas que no requieren mirar a una fuente de luz directa (es decir, ordenador, televisor, etc). La luz natural no tiene los inconvenientes explicados antes (no ilumina de forma tan irregular como la artificial, no altera colores ni contrastes porque ella misma es el patrón de referencia, no hay efecto estroboscópico que fatigue la vista, etc). Si es una intensidad media no encontraremos los daños agudos que puede causar la luz natural.
La duda entraría en los daños crónicos propuestos. Se ha querido relacionar la aparición de enfermedades frecuentes de los ojo (cataratas, degeneración macular) con la luz solar. Pese a que se han propuesto modelos teóricos, para la mayoría de enfermedades sugeridas la teoría carece de demostración empírica, y además choca de frente con diversos datos epidemiológicos. Sí que es cierto que otras alteraciones de la superficie ocular aparecen con más frecuencia en personas cuyo trabajo les somete a estar muchas horas al sol. Pero eso no quiere decir que tenemos que minimizar la exposición de nuestros ojos a la luz solar. No se ha demostrado que para una exposición más habitual el uso de gafas de sol tenga efecto alguno.
Iluminación natural intensa
Aquí es donde puede ser aconsejable medidas de protección, normalmente con las gafas de sol (con el filtro adecuado a cada actividad), pero también podemos cuidarnos con otras medidas más sencillas como una visera, modificando o limitando nuestra actividad, etc. Nos encontramos con varios inconvenientes en función de la intensidad de la luz, del tiempo de exposición y de la susceptibilidad/sensibilidad de nuestros ojos.
Inicialmente, podemos deslumbrarnos, nos molesta tanta luz y tendemos a cerrar los ojos. Puede producir cansancio y dolor de cabeza.
Se pueden producir lesiones agudas en la córnea, en la que la luz muy intensa (normalmente la parte ultravioleta es la responsable) dañan las células de la superficie. Se llama queratopatía punteada, queratitis punctata, o queratopatía superficial. Entre las múltiples causas está la luz excesiva (del sol, o la radiación producida al soldar, principalmente). Puede llegar a ser bastante dolorosa, pero habitualmente cura sin secuelas. Se puede producir en días muy soleados si no tenemos precaución suficiente. Se han descrito casos de queratopatías punteadas en personas que toman el sol con los ojos cerrados, ya que el párpado no es un filtro completo para la luz solar. También nos lo encontramos en esquiadores, o en alta montaña.
En caso de una exposición de más intensidad, se puede producir un daño en la retina central, llamado maculopatía solar (que sería un tipo de maculopatía por radiación). Esta lesión es más infrecuente porque hace falta más intensidad de luz directa, y habitualmente antes nos hemos apartado porque nos molesta o duele. Podemos encontrarlo en caso de mirar directamente eclipses de sol, o si por alguna circunstancia miramos durante un rato directamente al sol o a un reflejo solar directo. Aquí podemos encontrar una buena recuperación para los casos leves (después de unos angustiosos días de pérdida visual), y en casos más severos el daño es irrecuperable.
Penumbra y oscuridad
De pequeños, a más de uno nos han reprendido por leer con poca luz o realizar tareas con poca iluminación. Sólo comentar que podría ser una causa más de fatiga visual, pero realmente no hay un perjuicio orgánico en el ojo. No se nos “desgasta” la vista por ello.
Como vemos son numerosas las las actividades que pueden afectar nuestra visión, por lo tanto es recomendable consultar con el oftalmologo periódicamente.
Centro Medico Araoz (araoz 2279) Palermo Buenos Aires Argentina tel 01148320369 Dr Pedro Garrott especialista en Oftalmología
La realidad es que en la actualidad se sabe que desde niños nuestras actividades diarias producen cambios en nuestra visión.
Los chicos que no desarrollan sus actividades en espacios abiertos, o que ven mucha televisión, o los famosos jueguitos tan de moda, tienen mayor predisposición a desarrollar miopía que un chico que tiene contacto con actividades al aire libre. Por eso los oftalmologos hoy en día recomiendan menos tv y mas actividades al aire libre.
Seis de cada 10 niños con ambos padres miopes desarrollarán también miopía si no realizan más de cinco horas semanales de actividades al aire libre; en cambio, si pasan más de dos horas diarias (más de 14 semanales), el riesgo desciende al 20% (sólo 2 de cada 10 niños serán miopes), según revela el estudio CLEERE, realizado durante 10 años con 633 niños miopes y 617 no miopes en la Universidad Estatal de Ohio (EE UU) por el grupo de Lisa A. Jones.
En la juventud es muy común hoy el uso de computadoras, ya sea por trabajo o por diversión. Esto provoca cambios en la estructura ocular, generando una miopía moderada.
Otra actividad muy común en nuestro país es la costura, por la industria textil, con mas de 8 hrs diarias sin descanso. Ambas actividades producen un aumento en el mecanismo de acomodación ocular provocando cambios adaptativos que muchas veces deben ser evaluados y tratados.
Existe un trabajo medico(Drexler et al como Mallen) que evaluó el largo axial del ojo por medio de interferometria de coherencia parcial (IOL MASTER) demostrando que la contracción del musculo ciliar provoca un aumento del largo axial, lo que mejoraria la acomodación hasta en 5 dioptrias.
Otra condición potencialmente peligrosa es la exposicion a la luz .
Iluminación artificial
Curiosamente, para algunas cosas es mejor y para otras peor si la comparamos con la luz natural. Existen diferentes tipos de luz artificial, pero muy raramente vamos a encontrar radiación tan energética como la luz solar. Con lo cual, muchos de los daños agudos que se pueden producir en el ojo con la luz natural no los encontraremos con la artificial. Por poner un ejemplo práctico, Una queratopatía superficial corneal (una “quemadura” leve pero dolorosa de la córnea) bastante habitual si esquiamos sin protección, no la podremos sufrir delante del ordenador, por muchas horas que estemos.
La luz artificial también tiene inconvenientes.
La natural habitualmente produce una luz más difusa y homogénea, y a igualdad de intensidad, con la natural habitualmente el ojo está más “cómodo” adaptando umbrales de contraste y adaptación (lo explico con más detalle en el artículo sobre el deslumbramiento que he enlazado antes). Al trabajar con luz artificial es más fácil que se produzcan zonas de contraste de iluminación en el mismo entorno, algo que puede fatigar más la vista. Por lo tanto, cuando se aconseja que las habitaciones de estudio tengan luz natural, lo de poner las mesas al lado de la ventana, etc, tiene su fundamento.
Por otra parte, el deslumbramiento por reflexión directa de la luz sobre el papel nos lo encontramos habitualmente con la luz artificial. Suele ser un problema en la colocación y la intensidad del flexo.
Según la composición de la luz, difiere la percepción de los colores y en diversas circunstancias, los contrastes. Así, dependiendo de lo “fría” o “cálida” que es la luz podemos encontrar diversos problemas o incomodidades en función de la actividad visual. Con la luz natural no pasa porque digamos que es la “luz por defecto”.
Algunas iluminaciones, como los fluorescentes, no son luz continua (aunque nosotros la percibamos como tal). Eso es un factor capaz de producir fatiga visual en algunas personas. Esto es importante porque las luces de bajo consumo, que tanto se ponen hoy en día, soy fluorescentes.
Iluminación natural de intensidad media
Esta sería la iluminación ideal para la mayoría de tareas que no requieren mirar a una fuente de luz directa (es decir, ordenador, televisor, etc). La luz natural no tiene los inconvenientes explicados antes (no ilumina de forma tan irregular como la artificial, no altera colores ni contrastes porque ella misma es el patrón de referencia, no hay efecto estroboscópico que fatigue la vista, etc). Si es una intensidad media no encontraremos los daños agudos que puede causar la luz natural.
La duda entraría en los daños crónicos propuestos. Se ha querido relacionar la aparición de enfermedades frecuentes de los ojo (cataratas, degeneración macular) con la luz solar. Pese a que se han propuesto modelos teóricos, para la mayoría de enfermedades sugeridas la teoría carece de demostración empírica, y además choca de frente con diversos datos epidemiológicos. Sí que es cierto que otras alteraciones de la superficie ocular aparecen con más frecuencia en personas cuyo trabajo les somete a estar muchas horas al sol. Pero eso no quiere decir que tenemos que minimizar la exposición de nuestros ojos a la luz solar. No se ha demostrado que para una exposición más habitual el uso de gafas de sol tenga efecto alguno.
Iluminación natural intensa
Aquí es donde puede ser aconsejable medidas de protección, normalmente con las gafas de sol (con el filtro adecuado a cada actividad), pero también podemos cuidarnos con otras medidas más sencillas como una visera, modificando o limitando nuestra actividad, etc. Nos encontramos con varios inconvenientes en función de la intensidad de la luz, del tiempo de exposición y de la susceptibilidad/sensibilidad de nuestros ojos.
Inicialmente, podemos deslumbrarnos, nos molesta tanta luz y tendemos a cerrar los ojos. Puede producir cansancio y dolor de cabeza.
Se pueden producir lesiones agudas en la córnea, en la que la luz muy intensa (normalmente la parte ultravioleta es la responsable) dañan las células de la superficie. Se llama queratopatía punteada, queratitis punctata, o queratopatía superficial. Entre las múltiples causas está la luz excesiva (del sol, o la radiación producida al soldar, principalmente). Puede llegar a ser bastante dolorosa, pero habitualmente cura sin secuelas. Se puede producir en días muy soleados si no tenemos precaución suficiente. Se han descrito casos de queratopatías punteadas en personas que toman el sol con los ojos cerrados, ya que el párpado no es un filtro completo para la luz solar. También nos lo encontramos en esquiadores, o en alta montaña.
En caso de una exposición de más intensidad, se puede producir un daño en la retina central, llamado maculopatía solar (que sería un tipo de maculopatía por radiación). Esta lesión es más infrecuente porque hace falta más intensidad de luz directa, y habitualmente antes nos hemos apartado porque nos molesta o duele. Podemos encontrarlo en caso de mirar directamente eclipses de sol, o si por alguna circunstancia miramos durante un rato directamente al sol o a un reflejo solar directo. Aquí podemos encontrar una buena recuperación para los casos leves (después de unos angustiosos días de pérdida visual), y en casos más severos el daño es irrecuperable.
Penumbra y oscuridad
De pequeños, a más de uno nos han reprendido por leer con poca luz o realizar tareas con poca iluminación. Sólo comentar que podría ser una causa más de fatiga visual, pero realmente no hay un perjuicio orgánico en el ojo. No se nos “desgasta” la vista por ello.
Como vemos son numerosas las las actividades que pueden afectar nuestra visión, por lo tanto es recomendable consultar con el oftalmologo periódicamente.
Centro Medico Araoz (araoz 2279) Palermo Buenos Aires Argentina tel 01148320369 Dr Pedro Garrott especialista en Oftalmología
No hay comentarios:
Publicar un comentario