Una nueva terapia puede evitar o demorar el trasplante de córnea
No requiere internación, dura menos de media hora y fortalece las córneas enfermas.
LA NACION
LA NACION | 17.11.2006
Vitaminas y luz ultravioleta. Con eso basta para detener la evolución del queratocono, una enfermedad que debilita y deforma la córnea, que causa miopía y astigmatismo, y que, finalmente, puede conducir a la necesidad de un trasplante de córnea.
Y las córneas para trasplante, en la Argentina, son escasas: al día de ayer había 2947 personas en lista de espera, según el Instituto Nacional Central Unico Coordinador de Ablación y Trasplante (Incucai). Y la demanda se mantiene constante: se realizan aproximadamente 300 trasplantes al año, período en que se suman otros 300 pacientes a la lista.
El nuevo tratamiento para el queratocono, puesto en práctica por primera vez en nuestro país , promete convertirse en una herramienta para reducir el flujo de nuevos pacientes que se agregan a esa lista.
"Este nuevo tratamiento llamado crosslinking está indicado para los estadios intermedios en la evolución de la enfermedad, para detener su progresión", dijo a LA NACION el doctor Carlos Argento, jefe del citado servicio de oftalmología y profesor titular de la cátedra de Oftalmología de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
El crosslinking , explicó el especialista, permite fortalecer la córnea y detener su progresiva deformación. "Puede ser utilizado si la enfermedad no ha progresado al punto de que es necesario un trasplante de córnea, y se usa para evitar llegar a un trasplante o al menos para demorarlo."
Ver la luz
"No veo", le dijo Nancy Juárez a su papá cuando tenía 13 años. "De golpe dejé de ver nítido, los médicos me dijeron que tenía queratocono y empecé a usar lentes de contacto", recuerda Nancy, hoy de 33 años, a un año de haberse convertido en la primera paciente argentina en recibir un tratamiento de crosslinking .
La historia de Nancy reúne varias de las características habituales de quienes desarrollan esta enfermedad: fue diagnosticada durante la adolescencia, uso lentes de contacto y se vio forzada a abandonarlos por la extremada curvatura de su córnea.
"Cuando empecé a usar las lentes veía bien, pero con el tiempo llegué a no soportar su uso -cuenta Nancy-. Mis córneas estaban tan deformadas que al no poder apoyarse las lentes me causaban dolor. Sufría muchísimo, porque sin lentes no veía nada, y con lentes el dolor era insoportable..."
Hace poco más de dos años, Nancy recibió un trasplante de córnea para su ojo derecho. Entonces solucionó a medias su problema. Pero en su ojo izquierdo el queratocono siguió evolucionando, hasta que apareció la posibilidad del crosslinking .
"Me dijeron que sería una de las primeras en el país. Al principio dije que no por miedo, pero cuando me aclararon que no implicaba ningún riesgo acepté", dice, y cuenta cómo es la intervención vista desde el lado del paciente.
"Es sencilla, dura no más de 30 minutos -comienza diciendo-. Te ponen anestesia local y te piden que mires fijo un punto. Te ponen una solución sobre el ojo y después una luz. Pero no sentís nada."
La triple hélice
La solución en cuestión es la vitamina B 12 y la luz, radiación ultravioleta. "Esa combinación produce una modificación fotoquímica que fortalece la unión de las fibras de colágeno de la córnea", explicó el doctor Argento.
En la córnea, esas fibras se encuentran entrelazadas en una triple hélice que, gracias a este nuevo tratamiento, se endurece y aumenta su resistencia.
Según Argento, la media docena de pacientes tratados en su servicio con crosslinking respondió favorablemente al tratamiento. "Las estadísticas internacionales muestran que en el 70% de los casos se obtiene una estabilización de la enfermedad [esto es, que no progresa], y en un pequeño porcentaje incluso se logra una mejora de la agudeza visual", agregó el especialista.
"Ahora puedo colocarme las lentes de contacto sin dolor, puedo dormir con las lentes, e incluso veo mejor -asegura Nancy-. Ayer me levanté y salí a caminar, y al rato me di cuenta de que estaba sin las lentes. Antes eso hubiera sido imposible."
Por Sebastián A. Ríos De la Redacción de LA NACION
Dr.Pedro Garrott
No requiere internación, dura menos de media hora y fortalece las córneas enfermas.
LA NACION
LA NACION | 17.11.2006
Vitaminas y luz ultravioleta. Con eso basta para detener la evolución del queratocono, una enfermedad que debilita y deforma la córnea, que causa miopía y astigmatismo, y que, finalmente, puede conducir a la necesidad de un trasplante de córnea.
Y las córneas para trasplante, en la Argentina, son escasas: al día de ayer había 2947 personas en lista de espera, según el Instituto Nacional Central Unico Coordinador de Ablación y Trasplante (Incucai). Y la demanda se mantiene constante: se realizan aproximadamente 300 trasplantes al año, período en que se suman otros 300 pacientes a la lista.
El nuevo tratamiento para el queratocono, puesto en práctica por primera vez en nuestro país , promete convertirse en una herramienta para reducir el flujo de nuevos pacientes que se agregan a esa lista.
"Este nuevo tratamiento llamado crosslinking está indicado para los estadios intermedios en la evolución de la enfermedad, para detener su progresión", dijo a LA NACION el doctor Carlos Argento, jefe del citado servicio de oftalmología y profesor titular de la cátedra de Oftalmología de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
El crosslinking , explicó el especialista, permite fortalecer la córnea y detener su progresiva deformación. "Puede ser utilizado si la enfermedad no ha progresado al punto de que es necesario un trasplante de córnea, y se usa para evitar llegar a un trasplante o al menos para demorarlo."
Ver la luz
"No veo", le dijo Nancy Juárez a su papá cuando tenía 13 años. "De golpe dejé de ver nítido, los médicos me dijeron que tenía queratocono y empecé a usar lentes de contacto", recuerda Nancy, hoy de 33 años, a un año de haberse convertido en la primera paciente argentina en recibir un tratamiento de crosslinking .
La historia de Nancy reúne varias de las características habituales de quienes desarrollan esta enfermedad: fue diagnosticada durante la adolescencia, uso lentes de contacto y se vio forzada a abandonarlos por la extremada curvatura de su córnea.
"Cuando empecé a usar las lentes veía bien, pero con el tiempo llegué a no soportar su uso -cuenta Nancy-. Mis córneas estaban tan deformadas que al no poder apoyarse las lentes me causaban dolor. Sufría muchísimo, porque sin lentes no veía nada, y con lentes el dolor era insoportable..."
Hace poco más de dos años, Nancy recibió un trasplante de córnea para su ojo derecho. Entonces solucionó a medias su problema. Pero en su ojo izquierdo el queratocono siguió evolucionando, hasta que apareció la posibilidad del crosslinking .
"Me dijeron que sería una de las primeras en el país. Al principio dije que no por miedo, pero cuando me aclararon que no implicaba ningún riesgo acepté", dice, y cuenta cómo es la intervención vista desde el lado del paciente.
"Es sencilla, dura no más de 30 minutos -comienza diciendo-. Te ponen anestesia local y te piden que mires fijo un punto. Te ponen una solución sobre el ojo y después una luz. Pero no sentís nada."
La triple hélice
La solución en cuestión es la vitamina B 12 y la luz, radiación ultravioleta. "Esa combinación produce una modificación fotoquímica que fortalece la unión de las fibras de colágeno de la córnea", explicó el doctor Argento.
En la córnea, esas fibras se encuentran entrelazadas en una triple hélice que, gracias a este nuevo tratamiento, se endurece y aumenta su resistencia.
Según Argento, la media docena de pacientes tratados en su servicio con crosslinking respondió favorablemente al tratamiento. "Las estadísticas internacionales muestran que en el 70% de los casos se obtiene una estabilización de la enfermedad [esto es, que no progresa], y en un pequeño porcentaje incluso se logra una mejora de la agudeza visual", agregó el especialista.
"Ahora puedo colocarme las lentes de contacto sin dolor, puedo dormir con las lentes, e incluso veo mejor -asegura Nancy-. Ayer me levanté y salí a caminar, y al rato me di cuenta de que estaba sin las lentes. Antes eso hubiera sido imposible."
Por Sebastián A. Ríos De la Redacción de LA NACION
Dr.Pedro Garrott
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